En los últimos años han salido a la luz numerosos estudios que han puesto en el punto de mira la dieta. En estas investigaciones se ha comprobado que una mala alimentación es la base para el desarrollo de numerosos problemas de salud.
De hecho, recientemente la Organización Mundial de la Salud ha señalado que uno de los principales problemas que enfrentan las sociedades más desarrolladas es la falta de nutrientes ya que muchos de los alimentos de la dieta cotidiana solo aportan calorías vacías.
Sin embargo, mantener una nutrición saludable no es tan complicado, basta encontrar un equilibrio entre los diferentes grupos de nutrientes: las proteínas, las grasas, los minerales, las vitaminas y los hidratos de carbono.
Decálogo para una nutrición saludable
Consume todo tipo de alimentos pero en porciones moderadas, de forma que obtengas los nutrientes que necesitas pero sin caer en el sobrepeso.
No abuses de los alimentos ricos en azúcar ni de los que contienen demasiada grasa, sobre todo si es saturada, porque son muy perjudiciales para tu salud.
Opta por las frutas y los vegetales, que son una extraordinaria fuente natural de vitaminas, minerales y fibra.
Alterna las carnes magras con el pescado y las legumbres, ya que son la principal fuente de proteínas, las cuales nos aportan los aminoácidos esenciales que nuestro organismo necesita.
Evita consumir grasas animales y lácteos enteros porque son alimentos que aumentan los niveles de colesterol malo.
Distribuye las comidas a lo largo del día, procurando desayunar de forma abundante y cenar lo más ligero posible.
Mantén horarios regulares de comida. Considera que es preferible que optes por comer 5 o 6 veces al día que hacer solo 2 comidas abundantes.
Regula el consumo de sal ya que esta aumenta el riesgo de sufrir hipertensión arterial y problemas renales. Ten en cuenta que muchos de los alimentos que consumes a diario, como el pan, las magdalenas o la salsa de tomate, ya incluyen sal.
Consume cantidades moderadas de alcohol ya que aunque el vino y la cerveza pueden ser beneficiosos para la salud, el exceso es muy dañino para el hígado.
Bebe abundante agua para mantenerte hidratado. De hecho, el agua es fundamental para el funcionamiento del cerebro, para transportar los nutrientes y los productos de desecho, así como para mantener la presión arterial dentro de límites saludables.
Cinco mitos sobre la nutrición que no tienen ninguna base
Los caldos son una excelente fuente de proteínas: El hecho de que los caldos generen la sensación de saciedad, no significa que sean ricos en proteínas. De hecho, una vez que el agua se calienta las proteínas se coagulan y se concentran en la carne, no pasan al caldo.
La soja, el polen y las algas tienen un gran valor nutritivo: Es cierto que estos alimentos son nutritivos pero no son una panacea y deben formar parte de una dieta variada.
Los productos congelados no son tan nutritivos como los alimentos frescos: Los productos congelados tienen muy mala fama pues muchas personas piensan que durante el proceso de congelación pierden sus propiedades nutritivas pero en realidad no es así.
De hecho, muchos de los alimentos congelados mantienen mejor sus propiedades que aquellos que han pasado varios días en estado natural.
El huevo crudo alimenta más que el huevo cocido: Los huevos han sido puestos en entredicho pero hoy sabemos que son un alimento saludable y nutritivo.
No obstante, no existen evidencias de que el huevo crudo sea más nutritivo o de que tenga propiedades medicinales. Lo que sí se conoce es que el huevo cocido es más sano.
El queso no es tan nutritivo como la leche: La mayoría de las personas piensan que la leche es el producto lácteo más nutritivo pero en verdad no es así. Los derivados de la leche, como el queso, son igualmente nutritivos. Por eso, lo más recomendable es intercalar su consumo a lo largo de la semana.