El mijo

Es el cereal más yang, el que más ayuda al metabolismo. Conviene tomarlo de vez en cuando, entre una y cuatro veces por semana, en función de la constitución y estado de la persona. Es altamente energetizante y remineralizante.

De él se alimentaban por ejemplo Hernán Cortés y Pizarro, fue el alimento fundamental en la España de los conquistadores.

Surte excelentes efectos en el sistema nervioso y en los huesos, tonifica el bazo, refuerza los riñones, seca la humedad, alcaliniza y da fortaleza mental.

Es bueno darlo a los niños cuando crecen, pues potencia el organismo. Resulta muy recomendable para personas con exceso de peso, pero no tanto para personas delgadas y secas, pues tiende a reducir grasas y líquidos.

También es idóneo para tratar problemas estomacales por falta de fuerza digestiva (digestiones lentas, hinchazones de barriga, gases, etc.).

En dietas terapéuticas es aconsejable tomarlo en forma de cremas. Se prepara con cuatro partes de agua por una de cereal.

Puede cocinarse dulce, con pasas, orejones biológicos, ciruelas, canela, una cucharada de “leche” de soja y algún trozo de manzana seca. Esta crema es excelente para personas con estómagos flojos y barrigas caídas.

Si se está aplicando una dieta curativa, puede tomarse todos los días durante dos o tres semanas. Uno nota enseguida que digiere mejor y que tiene más energía.

En constituciones secas es bueno mezclarlo con más cereales, como la quinoa o el amaranto, que lo suavizan. Si una persona acumula demasiada humedad –tiene demasiado peso, pero ejemplo -, el mijo le sienta magníficamente.

También resulta idóneo para personas con deficiencias en el bazo (nos referimos al bazo chino, es decir, a la parte del organismo donde se desarrollan la absorción intestinal y la circulación a través de la vena porta).

Los cuáles por lo común tienen un carácter dubitativo, son desordenadas y carecen de sentido de la orientación, tanto espacial como temporal.

Cuando el bazo padece carencias, la parte baja del organismo, los intestinos, adolece de una acumulación excesiva de frío y de líquidos. O lo que es lo mismo, de falta de “fuego interno” (término de la MTC).

El mijo es ideal para aumentar el fuego interno, que además de dar fuerza a los intestinos, se invierte luego de cualquier actividad, desde hacer deporte a pensar.

El fuego digestivo se encarga, mediante las secreciones digestivas, de romper el alimento y disgregarlo.

Asimismo, permite que los nutrientes lleguen, a través de la vena porta, al hígado, para que, una vez procesados allí formen la sangre, que será cargada electromagnéticamente en el corazón.

Esta separación entre lo puro y lo impuro es similar a lo que hacemos al pensar.

De la enorme cantidad de información y sensaciones que recibimos, debemos ser capaces de discernir lo que es oportuno, lo que nos conviene, de lo que no nos interesa. Cuando el fuego digestivo es bajo, la capacidad de discernimiento también lo es.

El mijo también sirve para tratar las cándidas, la diarrea –para lo cuál hay que tostarlo antes de
cocinarlo-, la digestión y la diabetes.

El_mijo_1

Propiedades nutricionales

Usar el mijo es muy fácil, pues tiene los mismos usos que el resto de granos integrales. Es una excelente alternativa a la pasta o el arroz.

Su sabor, neutro, suave y lleno de matices, recuerda un poco a la mantequilla, por lo que es apropiado para cocinar junto a otros ingredientes de gustos más intensos en una gran variedad de platos.

Al tostarlo ligeramente en la sartén se percibe un ligero aroma a nueces. Es sólo un anticipo de las posibilidades que ofrece el grano, entre las que también destacan los panes de textura densa, como los que se hacen en Asia y en el norte de África.

Debido a que es uno de los cereales más energéticos que existen, es una buena idea incluirlo en el muesli del desayuno o en uno de los platos del mediodía, especialmente durante el invierno. En primavera y verano puede degustarse acompañando refrescantes ensaladas.

En las tiendas de dietética puede adquirirse cualquiera de sus muchas variedades comestibles. Para utilizarlo en la cocina hay que fijarse en tres tipos de mijo: el blanco, el negro y el dorado, que ofrece el mejor sabor.

Algunas indicaciones relevantes son las siguientes:

  • Indicado en caso de anemia ferropénica, calambres musculares y embarazo.
  • Es uno de los cereales que más hierro y magnesio aportan. Por eso se recomienda en casos de debilidad física o psíquica.
  • Resulta un excelente remedio para fortalecer la piel, el cabello, las uñas y los dientes.

El_mijo_2

Información nutricional por cada 100 gramos de mijo

  • 212 calorías
  • 41 g de hidratos de carbono
  • 6 gr. de proteínas
  • 2 gr. de grasa
  • 41% de la necesidad diaria de hierro y 29% del magnesio.
  • Es un cereal con un bajo contenido en vitamina B3 lo que le ha costado una mala fama exagerada, pero no es un problema si la dieta no se basa exclusivamente en este cereal, algo que actualmente no ocurre (en Europa se consumía diariamente antes de que aparecieran el maíz y la patata).
  • En cambio, su contenido en vitaminas B1, B2 y B9 triplica al de otros cereales, por lo que es muy apropiado para regenerar el sistema nervioso y para las mujeres embarazas o en periodo de lactancia.

Es un cereal muy utilizado en África, sobre todo en forma de pan. Es muy denso con lo cual va muy bien cocinarlo a partes iguales con la Quinoa o el Cous-cous.

Previous articleEl trigo sarraceno
Next articleEl arroz integral
Alvaro Redondo
Alvaro Redondo
Mi nombre es Alvaro, cumpliré 44 años en septiembre y soy un apasionado de la dieta y la nutrición. Escribo artículos sobre estos temas y, en mi tiempo libre, me dedico al voleibol y a pedalear con mis hijos en bicicleta.

ARTÍCULOS MÁS RECIENTES