El maiz se consume desde hace siglos. Es muy nutritivo y debe formar parte de tu dieta equilibrada.
El 15 de noviembre de 1492 dos mensajeros de Cristobal Colón, al regresar de Cuba, declararon haber visto una clase de grano que llamaban maíz, de bueno sabor.
Ese mismo cereal es, todavía hoy, en muchos países de Sud América (junto con los frijoles) la base de alimentación. En Europa tardó algo más en convertirse en un producto habitual, aunque desde mediados del siglo pasado es cada vez más popular.
VALOR NUTRITIVO
El valor nutritivo del maíz es muy similar al de otros cereales como el trigo o el arroz, pero en cuanto a sus propiedades, hay pocos productos que estén por delante de él en la lista de alimentos saludables:
Es el único cereal que contiene betacaroteno en una cantidad considerable y vitamina E – es rico, sobre todo, el aceite de maíz – dos antioxidantes a los que se atribuye una acción anticancerígena.
Es rico también en vitaminas B1, B3 y B6 y en minerales como potasio, fósforo, magnesio o cinc.
Además aporta fibra, lo que favorece el tránsito intestinal y ayuda a reducir los niveles de colesterol.
El maíz es, junto al arroz, el mijo y el sorgo, uno de los pocos cereales que no contiene gluten, por lo que las personas celíacas pueden consumirlo libremente sin ningún problema. Panes y derivados elaborados con trigo pueden ser sustituidos por otros que no contengan gluten a base de maíz.
VARIEDAD DE PRESENTACIONES
Otra de sus ventajas es la variedad de sus presentaciones. Las palomitas de maíz son quizás la que tiene más adeptos, aunque de esta forma aportan muchas calorías y pocos nutrientes – excepto si las hacen en el microondas sin aceite y no les añades sal.
- Mazorca tierna: Se puede hervir, cocinar al vapor, asar a la brasa o al horno.
- Copos de cereales: Para tomar en el desayuno con yogurt, leche o kéfir. Mejor si son de maíz integral y no contienen azúcar añadido.
- Granos sueltos: Tienen un sabor dulzón y una textura crujiente. Suelen añadirse como ingrediente a ensaladas o servirse como guarnición de otros platos.
- Polenta: Se trata de la harina de maíz hervida que se sirve guisada junto a carnes o verduras.
- Tortitas de maíz o arepas: se preparan con maíz seco. Son muy habituales en las cocinas americanas o africanas. Son ideales como sustitutas del pan en las comidas y representan la base de muchos platos.
- Infusión: Las “barbas” o estigmas que brotan de la parte superior de la mazorca tierna suelen recomendarse en forma de infusión por sus propiedades diuréticas. Prepara una tisana con 30 gramos de estigmas. Es un remedio natural muy aconsejado para aumentar la producción de orina frente a las inflamaciones de vejiga, las enfermedades cardíacas o la gota.
- Aceite: El mejor aceite de maíz es aquel que se obtiene por presión en frío. Es muy rico en vitamina E y se utiliza en ensaladas, platos al horno, guisos o salsas como la mayonesa. A la hora de preparar fritos, al igual que sucede con el resto de aceites, es conveniente utilizar pequeñas cantidades y no reutilizarlo, para evitar que desarrolle sustancias tóxicas para el organismo.
- Otros usos: Este cereal se utiliza también en la alimentación animal, en la elaboración de bebidas alcohólicas – el bourbon – e incluso está presente en las estaciones de servicio en forma de etanol, combustible ecológico que se obtiene del maíz.
SACALE EL MAYOR PROVECHO
Al comprarlo, conviene elegir las mazorcas que tengan la vaina cerrada y guardarlo con las hojas en la parte inferior de la nevera.
Cuando se trata de mazorcas frescas, es recomendable consumirlas el mismo día de su compra o, a lo sumo, uno o dos días después. De lo contrario el grano se endurece y el azúcar que contiene el maíz se convierte en almidón, por lo que pierde su característico sabor dulce y pasa a ser entonces un producto bastante soso.
Si no se consume el mismo día, debe guardarse en el frigorífico, donde se mantendrá hasta tres días.
Para conservar el maíz durante más tiempo, puedes congelarlo. Es necesario pelar antes las mazorcas, lavarlas y escaldarlas cinco minutos en agua hirviendo. Luego escúrrelas y envuélvelas en papel film.
Si lo vas a hervir, no agregues sal al agua de cocción; y si lo preparas al horno tampoco debes salarlo antes ya que el grano se endurece.