Una dieta baja en grasa puede suponer a las personas que la siguen un mayor riesgo de no conseguir una pérdida de peso debido a que disminuye su gasto energético en reposo y el gasto energético total.
Más que en otras dietas como las de bajo índice glucémico y las muy bajas en carbohidratos.
Una dieta baja en grasa requiere que se limiten las grasas, sobre todo la grasa saturada y el colesterol, y la ingesta calórica total. Esta dieta general se limita a 1700 calorías por día. Los alimentos ricos en hidratos de carbono están recomendados.
Una dieta de bajo índice glucémico mide la cantidad de la ingesta de carbohidratos. La dieta sigue una escala donde la comida se le asigna un número de índice de 1 a 100 (100 sería el valor de la glucosa).
Comer alimentos con un bajo índice glucémico conlleva más tiempo para que el cuerpo los absorba, lo que hace que la persona se sienta satisfecha más tiempo y será menos probable que coma en exceso.
Una dieta muy baja en carbohidratos restringe los hidratos de carbono a aproximadamente menos del 20% de la ingesta calórica por día.
Los alimentos que contienen un mayor porcentaje de proteínas y de grasas se consumen en lugar de alimentos como la pasta y el pan (alimentos con alto contenido en hidratos de carbono).
Muchas personas desean perder peso y entienden lo difícil que es mantener el peso perdido. Por desgracia, estas personas que hacen dieta no saben los motivos por los que ganan peso de nuevo y vuelven a intentar dietas diferentes para encontrar los resultados a largo plazo que están buscando.
Mucha gente puede perder peso durante unos meses pero la mayoría tiene dificultades para mantener esa pérdida de peso a largo plazo. Sólo 1 de cada 6 adultos con sobrepeso y obesidad afirman haber mantenido la pérdida de peso de por lo menos el 10 % durante un año.
Una explicación es que la pérdida de peso provoca un descenso en el gasto energético, mientras que el hambre es cada vez mayor y con el tiempo se traduce en un aumento de peso.
A fin de evaluar los efectos de la composición de la dieta sobre el gasto energético durante la pérdida de peso, se realizó un estudio con los 3 tipos de dietas mencionadas anteriormente para perder peso.
No hubo una diferencia significativa en el gasto de energía durante la pérdida de peso en cada una de las 3 dietas. Los investigadores encontraron que:
La disminución de gasto energético en reposo fue mayor para la dieta baja en grasa (media relativa a los valores basales, -205 kcal / día).
La dieta muy baja en hidratos de carbono mostró la menor disminución (-138 kcal / día)
La dieta de bajo índice glucémico mostró una disminución intermedia.
Cada dieta también mostró disminuciones significativas en el gasto energético total:
– Promedio de -423 kcal / día para las de bajo contenido graso.
– Promedio de 297 kcal / día para las de bajo índice glucémico.
– Promedio de 97 kcal / día para las muy bajas en hidratos de carbono.
Los niveles hormonales y los componentes del síndrome metabólico también variaron durante el mantenimiento del peso (leptina, cortisol urinario, índices de sensibilidad a la insulina, [HDL] colesterol, triglicéridos, activador del plasminógeno 1 y la proteína C reactiva), pero sin un patrón consistente favorable.
Estos hallazgos sugieren que reducir la carga glucémica en lugar de la grasa en la dieta puede ser ventajoso para el mantenimiento de la pérdida de peso y la prevención de enfermedades cardiovasculares.
En última instancia, el éxito en el mantemiento de la pérdida de peso requiere intervenciones conductuales y ambientales para facilitar la adherencia a largo plazo a la dieta.
Sin embargo, estas intervenciones serán más eficaces si se promueve un patrón de dieta que mejore los cambios biológicos adversos que acompañan a la pérdida de peso.